¿Por qué un grupo de personas muy inteligentes y libres elegiría seguirme?
Kenneth Frazier.
Y él mismo respondió: “Porque estoy defendiendo los valores que tiene mi compañía”. Ay, ojalá todas las personas que lideran se hiciesen esa pregunta y ojalá lleguemos al día en el que todas den esa misma respuesta.
Por si todavía alguien se pregunta si los valores son la clave del liderazgo, con este post nos proponemos dejar muy claro que -spoiler- sí. Y que no, que el liderazgo no va de poder e influencia ni de agresividad y ambición por encima de todo. Esto no va de seguidores, va de si la persona que lidera conduce hacia un precipicio o hacia un lugar mejor. Y podemos entender “lugar mejor” como un lugar de trabajo mejor y/o como una sociedad mejor y más sostenible. Además, no es igual que te sigan por miedo o porque no les queda más remedio, a que lo hagan porque creen firmemente en esos valores y quieren defenderlos contigo. Eso sí que es magia.
Liderar con los valores siempre presentes logra guiar a las personas desde la coherencia, reduciendo el estrés y las dificultades en el trabajo y aportando transparencia y confianza. ¿Qué consecuencias tiene esto? Más compromiso y mayor satisfacción laboral, dos de los factores más valiosos que podemos aportar en una organización.
¿Cómo liderar teniendo siempre presente los valores?
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Primero, tienes que conocer tus valores. Suena a verdad de perogrullo pero, ¿cuántas veces te has parado a pensar sobre tus principios? Surgen, los proyectas, te definen, pero no es lo más habitual reflexionar sobre ellos de forma proactiva. Así que piensa en ello porque es esencial para tu vida personal y para saber si haces click con la cultura de tu organización.
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También tienes que conocer los valores de tu empresa. ¿Tus valores se alinean con los de tu organización? ¿Esos valores están arraigados a través de la cultura y el clima laboral? ¿Se evalúan regularmente?
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Fomenta una cultura basada en valores. Ayuda a las personas a las que lideras a que conecten con esos valores. ¿Cómo? Pues enseñándoles cuáles son desde el primer momento. En tus redes sociales, en las ofertas de trabajo, en las entrevistas y, por supuesto, en el onboarding. Cada persona del equipo tiene que saber cómo y por qué pueden ser útiles esos valores en el trabajo.
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Da feedback alineado organizacionalmente. El feedback no va sobre lo que tú opinas, lo que tú crees o lo que tú quieres. El feedback efectivo se da desde la perspectiva de aquello que valora la organización, de su misión, de sus principios y de sus metas. Además, en muchos casos, las áreas de mejora de los empleados reflejan las debilidades de la propia organización.
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Busca los valores compartidos. En ocasiones, pueden darse controversias o debates acerca de la importancia de un valor u otro. Pero todos tenemos principios que podemos compartir, por ejemplo: no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti. ¿A quién le gusta que le dejen colgado con su parte del trabajo? O llegar siempre tarde, criticar…Con ejemplos puede ser mucho más fácil encontrar esos valores comunes.
Los mejores líderes no hablan de boquilla sobre los valores organizacionales, los conocen, los entienden y los defienden. El liderazgo basado en valores mejora el compromiso, la cohesión y la disposición del trabajo en equipo. Saber que la persona que lidera lo hace partiendo de unos valores comunes, motiva a los empleados, aumentando las posibilidades de éxito en cada objetivo. También hace que mejore el desempeño y, claro, ayuda a que las personas quieran quedarse. Y sí, esto fomenta la rentabilidad, aunque tener valores no debería ser cuestión de cifras.
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